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Artículo 84

“Las manos del sueño nos traen un sueño de la mano”

Hace algunos años en la EMHA escuché uno de los ateneos más lucidos, dictado por un médico veterinario homeópata.

Voy a tomar una parte esencial de su ateneo, cuando relata que Rubén soñó una noche con un canario, y que lo rescataba de la avenida y lo salvaba de los autos.

Al día siguiente lo encontró en la avenida y lo salvó de los autos, lo llevó a la casa y le compró una jaula, le puso de nombre Sueño.

Decía el veterinario que Sueño no resulto ser un canario sano. Desde el primer día cuenta, que respiraba con dificultad, abría el pico como si estuviera agitado y tenía ruido como de chapoteo en la respiración cuando se agitaba más, por ejemplo al asustarse.

Es de destacar que los canarios asmáticos son de muy mal pronóstico, cuando llega a la consulta el colega selecciona dos síntomas muy presentes:

1) Respiración difícil por susto

2) Deseo de volver a casa

y lo médica con Cuprum 30, a los quince días vuelve a la consulta sin respuesta favorable y cuenta Rubén que tuvo dos sueños más con el canario. Un sueño era que estaba viajando en un barco y se cae al agua. El otro sueño lo olvidó el colega de anotar en la ficha.

Se tomo para medicar los síntomas:

1) Sueños clarividentes

2) Sueños por peligro en el agua

Se le administró Sulphur, el canario vivió y mejoró aceptablemente dos meses.

A los dos meses volvió a la consulta desmejorado con la condena que Rubén soñó que Sueño se moría. Se intentó con varios remedios pero a los quince días Sueño murió.

El prestigioso colega se preguntaba de manera muy lúcida, ¿quién soñó a quién?, y comenzó a esbozar lo que él denominó homeopatía sistémica y decía: “Si suponemos que una familia es un organismo con una vibración energética propia, pasible de desequilibrio, cada miembro de esa familia es un órgano que integra una totalidad que puede estar desequilibrada y acusar cuenta de ello”.

La energía que podemos suponer como rectora de la armonía de la función de cada integrante de un sistema, algo así como una energía del sistema familiar, no es ni más ni menos creíble que la energía vital de un cuerpo vivo.

La energía vital del cuerpo humano tiene una dirección eferente, la vis medicatrix, que determina que los órganos que acusen recibo del desequilibrio sean, en lo posible, los menos relevantes en la función de la economía total.

Si cada integrante de la familia es un órgano, es bastante lógico suponer que la vis medicatrix sistémica compensaría su desorden en los órganos menos centrales del mismo: los órganos integrados por las mascotas.

Hace un año, en el trabajo de Sincronicidad, buscamos una explicación al mismo fenómeno que es de observación frecuente: las mascotas se enferman parecido a los dueños. En otro ateneo se mencionó un caso donde, aunque no hubo referencia explícita, la enfermedad del perro compensaba la enfermedad de la familia, exactamente como ocurre con un órgano exonerativo.

En esta interesantísima propuesta del veterinario aparecen varios elementos más, a tener en cuenta. En primer lugar tuve el privilegio de leer el trabajo antes que lo diera a conocer en el ateneo, y observé dos cosas muy importantes, el colega había obviado la primera vez de escribir uno de los sueños de Rubén, y en el ateneo obvio de contar esto.

Quiero destacar primero que esto que digo de ninguna manera es una critica sino un aporte al valiente y valioso trabajo de mi estimado colega.

Los médicos homeópatas sabemos que el sueño constituye uno de los síntomas más valiosos para nuestro trabajo cuando lo captamos y en este relato hubo dos olvidos, el primero de anotar, el sueño de Rubén y el segundo de mencionar cuando leyó el trabajo que no lo anotó.

Siguiendo la línea de pensamiento del colega, nosotros, los médicos formaríamos parte de la homeopatía sistémica a la que él se refiere, y me voy a ir deslizando por este recorrido con las palabras de Paschero, en donde les pedía a los médicos ese conocimiento de sí mismos para vencer estos puntos oscuros y poder meternos en las entrañas del sufrimiento de nuestros pacientes.

Es sabido que Paschero conoció muy bien la obra Freudiana, tanto teórica como empíricamente, ya que lo dejaba traslucir en cada uno de sus escritos, y recomendaba a los médicos someterse a un tratamiento en donde el médico descubre sus puntos más resistenciales enlazados con sus elementos patológicos.

Entonces, ¿qué le pasó al médico con estos dos olvidos?

Sabemos que las manos del sueño nos traen un sueño de la mano, ya que con este contenido podríamos meternos en las profundidades del sufrimiento de Rubén o de Sueño, tal vez, deslizo como hipótesis que el segundo sueño sea el de muerte, como el último registrado por Rubén antes del fallecimiento de su canario, este no es un sueño tolerable para alguien como el veterinario, cuyo sueño es curar a Sueño, y es en ese lugar en donde los médicos confrontamos nuestro deseo con el de nuestros pacientes.

Tengo como hipótesis que el sueño olvidado de transcribir en la historia clínica era o estaba ligado a la muerte del canario (Sueño), y que no concordaba con el deseo del médico, es por eso que en ese momento no lo pudo registrar.

Me viene a la memoria la idea de que en el inconsciente hay dos cosas que no registra, la muerte y el orgasmo. No sé si esta será la causa del olvido pero si sé que en el proyecto de la Homeopatía Sistémica del veterinario debemos incluir el Médico y su deseo como otro eslabón de la cadena.

Queda una pregunta, ¿Cómo se elige el médico?

Tal vez para la próxima nota.

Dr. Sergio Rozenholc

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