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Artículo 95

Las nuevas reglas para la falta de reglas

Hace algunos años me pidieron que preparara una disertación para las mujeres que transitan el período que va desde el climaterio a la menopausia. Lo primero que se me paso por la mente es definir climaterio, que es un período muchas veces largo, que atraviesa una mujer, que va desde los 35 años hasta llegar a la menopausia que es un año en la vida de una mujer sin menstruación hasta desaparecer definitivamente. Mientras mi cabeza daba lugar a las definiciones, había otra parte de mi ser que pensaba en la palabra menos- pausa, había desaparecido esa pausa que mes a mes se le producía casi durante 30 años que seguramente la remitía mes tras mes a una nueva ilusión ya sea consciente o inconscientemente.

Me preguntaba cuál podría ser la ilusión, y si esta pudiese ser universal, entonces recurrí al diccionario de símbolos de Jean Chevalier que luego de una larga explicación dice: la regla es el instrumento por excelencia de la construcción, más adelante dice que la regla simboliza el perfeccionamiento, sin regla la industria seria aventurada, las artes defectuosas, las ciencias no ofrecerían más que sistemas incoherentes, la lógica seria caprichosa y vagabunda, la filosofía no seria nada más que una oscura metafísica y las ciencias perderían su lucidez.

Luego dice que la regla en el sentido profundo del termino, es el símbolo de la medida de un ser, de su idea y de la realización de su idea, como decía San Agustín “todo ha sido hecho según una regla, que da a cada ser peso, forma y medida”.

Después de esta lectura pase de la ilusión a la construcción, y a los proyectos; me puse a pensar porque había mujeres que producían el transito por esa etapa de su vida con un silencio sintomático, que era casi un 20 por ciento de mujeres, y en el resto aparecía en las consultas con toda la sintomatologia descripta como los calores, los calambres, los miedos por los cambios en sus cuerpos, las depresiones, etc.

En ese momento es que vuelven a mi memoria definiciones como por ejemplo, la del nido vacío, que bien describen los yankees, en la relación a las mujeres que sus hijos crecen y se van de su casa, pero no me conformaba como explicación, porque parecía solamente una mera descripción de una situación, sin pensar que si ahora estaba vacío antes también lo estuvo, a pesar de que parecía ocupado.

Este es un punto importante porque los calores me remiten a pensar no solamente en una caída en la tasa de estrogenos sino en una falta de proyectos existenciales muchas veces. Sin embargo, desde el establishment oficial de la medicina, los laboratorios venden el tratamiento de la estrogenoterapia de manera estandarizada para la mujer climatérica, en donde nos proponen como médicos, devolverle la alegría a la mujer, un cuerpo como el de los 20 años, sin depresión y sin necesidad de cuestionarse nada como si todo pasase por la tasa de estrogenos.

Mas allá del tipo de medicina que practique el médico, se sabe que no todo el mundo es pasible de recibir estrogenos y además, debe el caso ser individualizado. La medicina homeopática desde hace casi 200 años realiza esto con sus pacientes, ya que lo que busca en cada paciente no solo es mejorar el motivo de la consulta sino modificar aquellos síntomas que esclavizan la vida de los pacientes que muchas veces también pasan desapercibidos para ellos mismos.

Como ven, en todo este trayecto nos hemos ido deslizando desde la regla pasando por la construcción y sin dejar de lado los proyectos, tal vez este camino sea el que marque las nuevas reglas para la falta de reglas.

Dr. Sergio Rozenholc

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